lunes, 31 de enero de 2011

Microrrelato 9 : Deseando escapar

Sentí un escalofrío al entrar en clase. El corazón me latía a toda velocidad. Sentí miedo. Tenía frío, siempre hacía frío en clase. No seré capaz. Allí estaba ella. Miré a la ventana. Me gustaba levantar la persiana, ver los árboles por arriba, el cielo inmenso desde ese gran ventanal, el sol... Sentí evadirme, el timbre sonó y ahí quedé, inmóvil, sin argumentos, deseando escapar. Me decidí, iba a decírselo. Y entonces, la profesora... -Sacad las CIEs, hoy neoplasias-. ¡No! ¡A esperar 45 eternos minutos! Desperté. Las 7, tocaba ir a clase, fue una pesadilla... ¿No le dije nada? Mejor, porque... ¿cómo dices un te quiero?

Sheila González Granero,
1º Documentación Sanitaria

Microrrelato 8 : Misteriosas desapariciones

Sentí un escalofrío al entrar en clase. En aquel mismo lugar se decía que habían desaparecido varios alumnos, y que el culpable era un terrorífico monstruo. La gente se lo tomaba a broma, pero yo sabía que era real. Había visto a aquella persona transformarse en bestia. Sus dedos convertirse en zarpas, sus dientes en afilados colmillos, su piel en escamas. Había dejado su forma humana para convertirse en ese ser venido de otro universo o dimensión, o de algún plano del averno. Escuché como la puerta del aula se abría tras de mi, me aparté del espejo, y me giré para ver a mi nueva víctima.

Andrés Gallardo Simón
1º de Administración y Finanzas, tarde

Microrrelato 7 : Dejà vu

Sentí un escalofrío al entrar en clase. Ella estaba allí, mirándome, con esos ojos que me hechizan y mostrando esa media sonrisa que me enloquece. Se acercó mientras su vaporoso vestido se agitaba mágicamente. No pude evitar mirar mi desastrosa ropa, mis tejanos desgastados y mi vieja camiseta. Pero a ella parecía no importarle. Llegó hasta mí y me pasó amorosamente una mano por el cuello, me atrajo lentamente hacia ella, y me besó dulcemente. Desperté con el corazón acelerado. Había sido solo un sueño. Me puse mis tejanos desgastados y mi vieja camiseta y me dirigí al instituto. Y sentí un escalofrío al entrar en clase...

Andrés Gallardo Simón
1º de Administración y Finanzas, tarde

Microrrelato 6 : Sin remordimientos

Sentí un escalofrío al entrar en clase. Un lugar triste en el que había pasado mis peores años de estudiante. Por suerte, el pasado se disipó mientras observaba la cruenta escena. La víctima yacía sobre la mesa del profesor, con las extremidades colgando, el cuello roto, y los ojos fijos en el infinito mientras mi equipo examinaba su cuerpo y cuanto lo rodeaba. Conocía a aquella persona desde niño, cuando sus burlas y sus desprecios me herían profundamente y hacían que deseara su muerte. Ahora debía esclarecer su asesinato. Que ironía, pues solo yo sabía que no encontrarían pruebas ni testigos, y que el asesino escaparía indemne.

Andrés Gallardo Simón
1º de Administración y Finanzas, tarde

Microrrelato 5 : La entrega

Sentí un escalofrío al entrar en clase. ¡No podía ser! Cuando llegué estaban ahí .¿Sospecharían algo? Francamente no me importaba, no era el momento de vacilaciones, había que actuar con naturalidad. Decidí sentarme en primera fila y cubrir con mi chaqueta la entrega. No tardaron en olfatear y empezar a sospechar. ¿ Por que se retrasaba tanto? Me preguntaba. No podría disimular eternamente... Al fin llego y pude entregárselo  así como garantizar la huida. Durante instantes temí por mi integridad... Todo salió bien, y es que hacerse con el último bocadillo del día es un asunto muy delicado.

Alejandro Giménez Sánchez
1º de Imagen para el diagnóstico.

Microrrelato 4 : En horas lectivas

Sentí un escalofrío al entrar en clase. Al cruzarme con sus ojos  experimenté como mi corazón se aceleraba y contraía desgarradoramente, bombeando sentimientos en vez de sangre. No me hizo falta mucho tiempo para comprender; que ella no era para mí , aunque ambos hubiésemos querido. Desde ese mismo instante contemplé como mi mundo de gris se teñía y a su vez, de frió mi alma se helaba. Solo cuando ella me regalaba sus sonrisas, se templaba mi corazón y se avivaba mi esperanza. Así es como decidimos vivir, alimentando un furtivo amor, en horas lectivas.


Alejandro Giménez Sánchez
1º de Imagen para el diagnóstico.

Microrrelato 3 : Bajo Cero

Sentí un escalofrío al entrar en clase, ¡otra vez sin calefacción! me dije. Al parecer la Consellería no disponía de dinero para estos lujos, o tal vez era una técnica para mantener al alumnado atento. El único que parecía impasible a las bajas temperaturas era Ottis, el alumno Sueco de intercambio. Su amplia capa lipídica le aislaba de las inclemencias del tiempo. Amén de otras ventajas respecto al resto, como podía ser la resistencia a hambrunas o la amortiguación ante impactos. Esta es la historia de como vuestro padre se unió al sindicato de estudiantes.

Alejandro Giménez Sánchez
1º de Imagen para el diagnóstico.

Microrrelato 2: El número 7

Sentí un escalofrio al entrar en clase, allí solo quedaban los cuerpos devorados de mis compañeros. El virus creado por los profesores para convertirse en zombies habia arrasado el Ausias March. Nuestra salvación era el remedio que los alumnos de laboratorio clínico habían encontrado antes de caer. Fuí al laboratorio en su busca, pero solo encontré un papel donde leí : "¡Hemos encontrado la cura! ( En la 7 )"
Antes de reaccionar, un grupo de profesores zombies se habian avanlanzado sobre mi. La taquilla número 7...
Desperté gritando en mitad de clase y fuí hacia la profesora para pedirle perdón por dormirme
-Tranquila, no te voy...a comer -
Su brillo de ojos siniestro y una sonrisa maliciosa fué lo último que vi antes de huir hacia el autobus que me alejaria de allí, el autobus número 7.

Patricia Heredia Molina 
1º de Farmacia y Parafarmacia

Microrrelato 1: ¿Perdida?

Sentí un escalofrío al entrar en clase. No sabía si la encontraría cuando cruzara el marco de la puerta. Sentí aquella sensación en la que perdía en control, el fino vello de los brazos se me encrespó. Acompañado de una fría descarga que subía por mis extremidades, y a través de la columna convergían en mi nuca. Mi estómago se cerraba mientras que el corazón se encogía bombeando la poca sangre que parecía tener. No era capaz de enfocar con claridad mi vista. ¿Seguiría allí? Tras unos segundos de zozobra y acongojo conseguí fijar mi mirada. La vislumbre sobre el pupitre de la tercera fila... la llave.

Francisco Terrasa Collado. 
1º de Imagen para el Diagnóstico.