Sentí un escalofrío al entrar en clase. ¡No podía ser! Cuando llegué estaban ahí .¿Sospecharían algo? Francamente no me importaba, no era el momento de vacilaciones, había que actuar con naturalidad. Decidí sentarme en primera fila y cubrir con mi chaqueta la entrega. No tardaron en olfatear y empezar a sospechar. ¿ Por que se retrasaba tanto? Me preguntaba. No podría disimular eternamente... Al fin llego y pude entregárselo así como garantizar la huida. Durante instantes temí por mi integridad... Todo salió bien, y es que hacerse con el último bocadillo del día es un asunto muy delicado.
Alejandro Giménez Sánchez
1º de Imagen para el diagnóstico.
1º de Imagen para el diagnóstico.
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